David Spence
Fotos
integrando bajo un mismo techo los espacios dedicados al culto, oficinas y salas parroquiales y la vivienda del sacerdote. Para su creación, el arquitecto trabajo conjuntamente con el Consejo Diocesano de Templos. El edificio fue creado para enriquecer el entorno y destacar y contribuir a la espiritualidad del medio social y urbano que lo rodea. El interior rezuma espiritualidad gracias a una cuidada iluminación natural creada a partir de vanos estratégicamente situados, orientados desde el interior que proporciona un interesante juego de luces y sombras.
Como si se tratase de una explosión congelada justo después de la detonación, la iglesia se muestra al exterior como un ente abstracto creado a partir de rectas y curvas, más próximo a la escultura que a la arquitectura. Según el arquitecto, se asemeja a una mano tendida al cielo.
El complejo se compone de dos edificios independientes: uno alberga la iglesia, en sentido estricto, y la capilla de diario, dentro una estructura de pórticos de acero; mientras que en un segundo bloque cuya estructura es de hormigón armado, encontramos la vivienda del párroco y las salas parroquiales. Ambos están recubiertos por una piel de acero corten que, en su conjunto, crea una pieza que da una imagen de gran unidad y rotundidad.
Fotografías: David Spence
Fuente: Diseño y Arquitectura