David Spence
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El intercambio cultural y en particular arquitectónico puede ser un lazo que una ambas naciones.
Entre los años de 1962 y 1963 tuvo lugar la edificación de la primera obra diseñada por un arquitecto mexicano en la capital española. Se trata de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, obra del arquitecto Enrique de la Mora con la participación de José Aspiazu, Salvador Peimbert y Félix Candela. Se ubica en la calle de Puerto Rico 1 muy cerca del Parque Berlín y de la Estación de Metro Concha Espina de la Línea 9.
Se le conoce también como la Igleia con forma de sombrero mexicano, y es que debido a su geometría pareciera tener cierta similitud con los sombreros que usualmente se utilizan en el centro y norte de México para cubrirse del Sol. Sin embargo su silueta responde más a la interrelación que existe entre la arquitectura y la ingeniería, así como a los conocimientos constructivos que tanto De la Mora como Candela habían estado practicando desde varios años atrás.
Así pues, técnicamente el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe podría describirse como un ejercicio que continúa con los mantos de paraboloides hiperbólicos de 4 cm de espesor que iniciaron con el proyecto de El Altillo y con la antigua Bolsa de Valores de México, ambas localizadas en Ciudad de México.
De la Mora propuso una cubierta formada por ocho mantos de paraboloides hiperbólicos, cuatro centrales y cuatro perimetrales, sostenidos por ocho columnas y por los prismas triángulares que forman el borde poligonal de la iglesia dispuesta de modo concéntrico. La planta octagonal sobre la cual se desplanta la cubierta esta inscrita en una circunferencia de aprox. 54 metros de diámetro.
Los mantos reposan en puntos de apoyo para luego ascender en la espira-vitral que se proyecta hacia el cielo, por medio del cual se obtiene un efecto de monumentalidad.
Los bordes exteriores y perimetrales permiten secciones piramidales que se desdoban una con otra, provocando distintas entradas de luz. Los nichos con funciones ceremoniales y vanos triangulares con vitrales en sus ejes fueron diseñados por Zita Basch, uno de los más destacados ejemplos de arte vitral de carácter litúrgico.
Tanto De la Mora como Aspiazu fueron los responsables de la supervisión de obra en Madrid, ya que la situación política de la época no permitió que Candela viajara a España.
Fotografías: David Spence.
Fuente: Daniel De León Languré, arquitecturayempresa.es